Objetivos.
Foto tomada con una Pentax K-3 y el objetivo Pentax smc PENTAX-DA 18-135mm F3.5-5.6 ED AL [IF] DC WR: 78mm / ƒ/8 / 1/125s / ISO 400 |
Los
objetivos son parte imprescindible de un equipo de fotografía cuando
usamos cámaras réflex o sin espejo de objetivos intercambiables
pequeñas o profesionales. Prácticamente todas las marcas suelen
ofrecer objetivos con los cuerpos en un kit al comprar una cámara.
Sin embargo estos objetivos se caracterizan por ser poco luminosos
(suelen ser un f/3.5) y con zoom (que al usarlo al máximo pierde aún
más luminosidad, bajando a f/5.6 o 6.3). Para entender que
significan estos valores diré que a mayor número f más oscura
saldrá la foto manteniendo igual ISO y velocidad de obturación. Y
en la práctica, de noche estos objetivos de kit sólo son usables o
con trípode y obturaciones lentas (no se puede disparar a mano ya
que sale la foto movida), o con flash, sobre todo si lo que estamos
fotografiando es algo que se mueve, como una persona. Otra mala
costumbre de los fabricantes es ofrecer con una cámara dos
objetivos: uno con un zoom pequeño (un 18-55) y otro con una especie
de medio y teleobjetivo (55-200), ambos con una luminosidad muy
pobre: f./3.5 que en focales largas decae a f/6.3 o f/5.6. Siempre
va a ser más rentable coger el kit, si lo hay, con el objetivo
polivalente, del que hablo a continuación, o comprar solo el cuerpo
de la cámara (sin objetivos kiteros) y buenos objetivos aparte.
Así
pues, ¿qué objetivos comprar? Dependerá mucho del uso que vayamos
a hacer con la cámara. Si lo que queremos es un objetivo
todoterreno, hay que irse a objetivos polivalentes con un buen zoom
(18-140 o 18-300), que suelen ser menos luminosos según usamos
el zoom. A cambio tendremos un objetivo que de día nos dará un buen
resultado tanto para cosas que están cerca (usando el angular) como
lejos (usando el tele). En mi caso son los que más he usado,
precisamente por esa versatilidad. Pero de noche flojean mucho y hay
que irse a objetivos de buena calidad que superan los 500 €. Estos
vienen ya con estabilizador, y no distorsionan tanto como los
baratos.
Ahora
bien, los mejores objetivos son los fijos. Los hay para gran
angular usado por ejemplo en fotografía de paisajes (como un 24 mm),
para medio, usado por ejemplo para retrato (un 50 u 85 mm.) y para
teleobjetivo, usado en deportes o fotografía de vida salvaje (más
de 85 mm). Distorsionan mucho menos, y permiten concentrarse sobre
todo en el enfoque, ya que no hay anillo de zoom. De entre ellos los
mejores son los más luminosos: el f/1.4 en un gran angular; y el
resto de fijos que no suban de f/2.8. Un objetivo f/1.8 es un buen
punto intermedio, que permite disparar tanto de día como de noche
con excelentes resultados. Tras la aparición en diferentes focales
de los f/1.4 los objetivos f/1.8 han bajado considerablemente de
precio, y a día de hoy son, en fijo, los que ofrecen mejor relación
calidad-precio. El rango de precios de los objetivos varía
bastante, y en fijos podemos encontrarlos desde unos 100 € f/1.8 en
gran angular. Si nos vamos a medio o teleobjetivo ya son bastante más
caros, superando los 250 € si compramos alguno de calidad (es
decir, con un número f /2.8 o inferior). Cifras que se pueden
duplicar si vamos a usarlos en sensores full frame.
Además
de los objetivos todoterreno y los fijos, hay objetivos zoom
para gran angular, medio y teleobjetivo, y la diferencia fundamental
y la única razón por las que valdría la pena adquirirlos es
cuando sean con número f constante a ser posible de f/2.8 o menor,
pero esa característica de objetivo luminoso los encarece, rondando
los 500 € para sensores 4/3, y superando los 1000 € si hablamos
de sensores full frame, en objetivos zoom para gran angular;
duplicándose esas cantidades en el caso de objetivos medios y
pudiendo triplicarse en teleobjetivos zoom con número f/ constante.
De no tener el número f/ constante, no es tan rentable tener un
objetivo cuya luminosidad decaiga cuando se haga zoom, y suele ser
más práctico y económico un polivalente (18-300 o incluso 18-400
como el que ha sacado Tamron hace poco, batiendo el récord de
distancia focal en un objetivo, bastante compacto por cierto).
Otra
cuestión a tener en cuenta es el sellado de los objetivos,
que será imprescindible si los vamos a usar en días de lluvia o en
lugares de mucho polvo. Lógicamente para poder usarlos tiene que ser
en cuerpos de cámaras también sellados. De nada vale llevar parte
del equipo sellado y otra sin sellar, porque se corre el riesgo de
que al final se estropee todo. En este aspecto es la marca Pentax
la que más se ha currado el trabajo, al ofrecer tanto cuerpos como
objetivos sellados a precios sensiblemente inferiores a sus
equivalentes en otros fabricantes. Además del sellado, una
característica que valoraremos mucho (y que se paga) es el
estabilizador en el objetivo. Aunque hay cámaras que vienen
con estabilizador, no todas lo traen, y aún teniendo un cuerpo
estabilizado, se agradece un poco más de estabilización, que cuando
no es necesaria se puede desactivar. Actualmente los últimos
objetivos que están sacando los fabricantes suelen venir con
estabilizador, pero no todos, y obviamente los últimos modelos traen
un sistema de estabilización que mejora a los anteriores.
Como
vengo recalcando al hablar de los diferentes tipos de objetivos que
hay, los de cámaras con sensores full frame son considerablemente
más caros que los objetivos de sensores más pequeños. A modo
de ejemplo un polivalente 18-300 para 4/3 o micro 4/3 ronda los 400
€, mientras que el equivalente para una cámara full frame supera
los 700 €; Esas diferencias se repiten en objetivos fijos y en zoom
para angular, medio y teleobjetivo. De ahí que también a la hora de
comprar una cámara hay que tener en cuenta ese detalle que a la
larga encarecerá bastante el equipo.
En
cuanto a objetivos para cámaras sin espejo y cámaras réflex, vamos
a notar algunas diferencias a la hora de enfocar. Como regla general
sigue siendo más veloz el sistema réflex que el sistema sin
espejo, si bien los puntos de enfoque que tenemos en un sistema sin
espejo suelen ser, también como regla general, muchos más. En
cuanto al tamaño, nos podemos encontrar con que los objetivos de
cámaras sin espejo pueden ser mayores y más voluminosos que los de
una réflex, con lo que, salvo que tengamos una sin espejo
profesional, el conjunto quedará un pelín desequilibrado. Vamos,
que no es cierto que se cumpla siempre lo de que el sistema sin
espejo es más ligero que el sistema réflex. Lo es con objetivos
fijos y pequeños. En ese aspecto, el de no ir cargado con demasiados
kilos, Fujifilm y Olympus han encontrado un punto bastante
equilibrado, con cuerpos y objetivos de tamaño bastante acorde,
a cambio eso sí, de renunciar al formato full frame al menos hasta
ahora.
Cada
marca fotográfica además tiene su propia montura, con la
excepción del sistema micro 4/3 (usado solamente por Panasonic y
Olympus), con lo que cuando compramos un cuerpo casi que nos casamos
con la marca si bien hay fabricantes como Sigma o Tamron que tienen
objetivos para diferentes monturas. De un tiempo a esta parte han
aparecido, además de las marcas clásicas, nuevos fabricantes de
objetivos para las diferentes monturas, como Yongnuo o Samyang, cuyos
últimos modelos poco o nada tienen que envidiar a los de las marcas
convencionales. Por otra parte si lo que se busca es la máxima
calidad en un objetivo, habrá que dar el salto a alguna de las
marcas de más renombre, como Zeiss o Voigtlander, que van a tener
precios (y calidades y acabados) casi siempre superiores a todos los
demás, superando habitualmente los 1000 € un objetivo. Dentro de
las diferentes monturas de los fabricantes se pueden usar a veces los
objetivos full frame en cámaras que no lleven ese sensor y
viceversa, siempre y cuando compartan montura. Sin embargo, de poder
usarse, se aplicarán factores de recorte o ampliación que ya no
serán los valores originales del objetivo, por lo que lo ideal es
usar objetivos acordes al tamaño del sensor.
En el
mundo de los objetivos, aparte de los más comunes, mencionados hasta
ahora, existen algunos especiales con características únicas, como
son los de ojo de pez o de angular extremo (con una distancia focal muy pequeña que
permite abarcar mucho más campo visual, distorsionando eso sí, los
lados), o los descentrables (muy usados en arquitectura porque evitan
la distorsión típica que se produce al fotografiar un edificio), o
los diseñados para rodar películas de cine. El rango de precios de
estos objetivos varía bastante, y suele estar relacionado con la
calidad de los mismos, que viene determinada casi siempre por la
luminosidad y si son o no estabilizados y resistentes a la intemperie
(lluvia y polvo). De entre ellos, a nivel de fotografía,
el ojo de pez es uno de esos que merece la pena tener, pues
siempre se le va a sacar partido.
Finalmente
un accesorio imprescindible para un objetivo es el
filtro de protección UV, no tanto
porque el efecto fotográfico del filtro en sí (que es prácticamente
nulo en los de UV), sino porque evita que en caso de arañazo
tengamos que tirar con el objetivo. Y obviamente, si tenemos un
objetivo que nos ha costado varios cientos de euros no es nada
aconsejable meterle un filtro baratillo, que puede romperse
fácilmente, así que hay que irse a por los que cuestan más de 50
€. El parasol
que suele venir con los objetivos, también ayuda a proteger el
cristal frontal y aunque su uso es para evitar reflejos (es decir,
con sol o luces enfrente), además ayuda a proteger ese cristal de
ahí que sea conveniente dejarlo siempre puesto (y si el objetivo
viene sin él, comprarle uno).
Foto tomada con una Sony Alpha a7R y el objetivo FE 16mm F3.5 Fisheye: 16mm / ƒ/4.5 / 1/15s / ISO 640 |
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