Las cámaras réflex.



Foto tomada con una Canon EOS 100D y el objetivo Canon EF-S 24mm f/2.8 STM: 24mm / f/2.8 / 1/30s / ISO 1600

Son las cámaras de toda la vida, es decir, cámaras con visor óptico y objetivos intercambiables. Al llevar un visor óptico necesitan un espejo que proyecte la imagen que capta el objetivo al visor. Ese espejo se levanta en el momento de hacer la foto, de forma que la imagen es captada por el sensor. Así éste se encuentra un poco protegido por el espejo cuando se va a cambiar el objetivo. Sin embargo, esa protección no es absoluta, y además del sensor el propio espejo puede coger polvo o humedad, con lo que en el peor de los casos nos tocará limpiar los dos.

La gran diferencia con los sistemas sin espejo (en cámara pequeña o profesional), es que la imagen que vemos por el visor es similar a la que vemos con nuestros ojos aplicando, en su caso, el zoom del objetivo que montemos. No se trata de una visión electrónica. Sin embargo esa imagen no será la que salga en la foto. Para ver como va a quedar la foto tendremos que usar la pantalla de la cámara. Al pasar a fotografiar usando la pantalla consumimos más batería y a la cámara le cuesta más enfocar automáticamente.

El cuerpo de la cámara es más grande que el de la mayoría de las cámaras sin espejo, y como en éstas, la calidad variará mucho en función del objetivo que se le acople. Ese cuerpo, más grande y más pesado permite, sin embargo, un mejor agarre de la cámara. Oras ventaja que se pueden destacar de las cámaras réflex es la amplia variedad de objetivos que hay para ellas, dado que es un sistema que lleva muchas décadas, y se pueden encontrar tanto nuevos como de segunda mano a buen precio, cubriendo absolutamente todas las necesidades de un fotógrafo.

Dentro de las réflex podemos distinguir desde las más sencillas a las profesionales. El sensor de las primeras será 4/3 mientras que las profesionales pueden llegar a montar uno full frame. De igual forma, cuanto más profesional sea mayor será el cuerpo, la ISO, la velocidad de ráfaga, los puntos de enfoque etc.

Salvo las réflex muy profesionales, todas traen modos automáticos para disparar. Ahora bien, los modos manuales que traen todas (P,A,S,M) requieren conocimientos básicos de fotografía, ya que nunca va a quedar la foto como la vemos en el visor. La única forma de ir viendo lo que sucede cuando cambiamos parámetros (ISO, número f o velocidad de obturación por ejemplo) es disparar usando la pantalla.

Como señalé al hablar de las sin espejo pequeñas y profesionales, las ventajas actuales de las réflex sobre ellas son su mejor agarre, la mayor autonomía de la batería, y por regla general un enfoque más rápido en modo automático, si bien algunas sin espejo profesionales han igualado a las réflex ya.

Ninguna réflex es sumergible y en cuanto al sellado vuelvo a repetir que éste, si el cuerpo es resistente a polvo y salpicaduras, requerirá además de objetivos sellados (que son generalmente más caros). Salvo Pentax, cuyos objetivos y cuerpos son mayoritariamente sellados, las demás marcas no disponen de tantos salvo que vayamos a cámaras y objetivos muy profesionales y caros.

El uso de estas cámaras va a depender sobre todo del objetivo que se le acople, sirviendo para todos los temas de fotografía. Sin embargo, en video, al tener que usar la pantalla siempre nos vamos a encontrar con varias limitaciones: menor duración de la batería y mayor dificultad para enfocar automáticamente entre otras. Las cámaras réflex fueron pensadas y diseñadas en su día para hacer fotos, de ahí que por su propia estructura interna no sean las más adecuadas para grabar video, aunque obviamente con una réflex profesional se van a obtener mejores resultados que con un móvil. 

Canon, Nikon y Pentax han sido las marcas tradicionales en este sector, abandonado progresivamente por Olympus, Fujifilm y otros fabricantes que se pasaron hace años al sistema sin espejo. A día de hoy podemos encontrar cámaras para principiantes por unos 350 €. Por ejemplo, en Pentax la K-50, sellada, en Nikon la D3500, y en Canon la EOS 4000D o la EOS 200D, que presume de ser casi tan pequeña como una sin espejo. A partir de ahí podemos empezar a subir prestaciones... y precio, hasta llegar a cámaras que montan sensores full frame, como la Pentax K-1 Mark II (unos 2000 €), la Canon EOS 5D Mark IV (más de 2000 €), la Nikon D750 (más de 1000 €) o las tope de gama y orientadas solo a profesionales Nikon D5 y Canon EOS-1D X Mark II (que superan los 5000 €). Entre los 350 € y los miles de € que cuesta una cámara profesional hay bastantes modelos por el camino. Sin embargo es más aconsejable invertir en buenos objetivos que en cuerpos, en caso de empezar, más teniendo en cuenta que los que vienen con el kit suelen dejar bastante que desear. Como regla general, la relación calidad-precio va a ser siempre superior en Pentax que en Canon y Nikon, con esa ventaja añadida de que en Pentax la gran mayoría de cuerpos y objetivos son sellados, mientras que en Canon y Nikon hay que invertir más de 1000 € para poder disparar bajo la lluvia. Si bien, pagando un poco más, tanto Canon como Nikon suelen dar mejor calidad a igual gama de réflex (principiante, avanzado, profesional) que Pentax. Entre las gamas de inicio y las profesionales más caras, se encuentra la Nikon D500 que a día de hoy es, de las que llevan sensores 4/3, la que ofrece mejor relación calidad-precio (ronda los 1500 €), si bien se trata de una cámara profesional que no viene con modos automáticos.

Más allá de esos precios se encuentran otro tipo de réflex que se disparan a varias decenas de miles de €, cuyo uso evidentemente no está orientado a particulares sino a empresas, gobiernos u organizaciones como la NASA.

Foto tomada con una Nikon D500 y el objetivo Nikon AF-S DX Nikkor 18-300mm f/3.5-5.6G ED VR: 95mm / f/7.1 / 1/1600s / ISO 1600


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